El arquetipo del salvador se define, tal y como indica la palabra, como persona que salva. Entendiendo salvar como el hecho de librar a una persona de un peligro.

Lo que vamos a ver en este post, es si dicha salvación es real, o el supuesto salvador en realidad está intentando manipularte. De hecho, como verás a continuación, muchos supuestos salvadores son, en realidad, los causantes del conflicto del que fingen querer salvarte. ¿Qué parece un lío? Pues no lo es, y aquí te lo cuento bien clarito.

El arquetipo del salvador, es muy recurrido dada su eficacia social: ¿A quién no le gusta que se le reconozca como a un salvador/a? (Yo…ese hombre embutido en un traje de licra azul, que con su capa al viento levanta un coche para que no te aplaste). Salvar a alguien de un peligro, y salir ileso y con el pecho inflado de orgullo,  es una de las fantasías más bonitas y que más engrandecen el ego.

Un hecho curioso sobre este arquetipo, es que gracias a que actualmente vuelven a estar de moda las películas sobre superhéroes, está cobrando más fuerza a nivel colectivo. Cuando este fenómeno se da, las conductas relacionadas con el arquetipo que esté tomando fuerza en un determinado momento aumentan exponencialmente. Por lo tanto, si después de leer este post no reconoces esta actitud de “salvador”en alguien, te aseguro que no tardarás mucho en hacerlo.

El arquetipo del salvador bien integrado, es un patrón de conducta, no un rasgo permanente como pueda ser el rey o el tirano.

No hay cuerpo que aguante vivir constantemente salvando a los demás. Ni tan siquiera los superhéroes de televisión son capaces de tal esfuerzo sostenido, por eso son alter-egos de personas normales, que se ponen en acción solo cuando hay situaciones  reales que lo precisen. Subrayo esta última frase, porque es la que te servirá para calibrar cuando realmente es precisa una salvación, tanto si te intentan salvar, como si eres tu quien intenta salvar a  alguien.

Antes de hablar acerca del arquetipo del salvador mal integrado, voy a poner dos ejemplos muy clarinetes sobre ambos casos: bien, y mal integrado. A fin de que los puedas distinguir sin problema en caso de que se planten ante tus narices:

El arquetipo del salvador bien integrado, suele presentarse en personalidades humildes, que de hecho, no llaman mucho la atención.

Personas con un cierto grado de madurez psicológica, que se percibe en su buen manejo del sentido común. El arquetipo del salvador habita en estado “latente” en su interior, y sale a la superficie de forma automática y no premeditada, cuando la persona presencia una situación que considera injusta.

Ojo, de forma automática no quiere decir impulsiva o agresiva, quiere decir natural, sin interés personal de por medio. De hecho, pueden estar incluso dispuestos a actuar por alguien en detrimento se sus propios intereses.

Como ejemplo más concreto, pensemos en la siguiente situación: Estás trabajando, y ves como tu jefe trata de forma tiránica e injusta a una de tus compañeras. Como suele suceder, la mayoría de la gente observa la escena desde la impasividad. En ese momento, una compañera “salvadora” que percibe la injusticia, interviene comunicando su visión de la situación al jefe, apoyando a la víctima. Esta persona, que ha tomado la decisión de interceder, no se plantea cuestiones sobre la jerarquía, o los perjuicios secundarios en los que pueda derivar su actuación, ya que:

El arquetipo del salvador bien integrado posee  un instinto que le exhorta a actuar en la vida cuando presencia una injusticia, y este instinto es más fuerte que su mente racional o sus intereses personales, ya que el instinto nace del corazón, no de la mente.

Cojámonos de las manos y caminemos juntas hacia el polo opuesto del arquetipo del salvador. Lo diseccionaremos despacito, pero con firmeza y asertividad, que es como hay que comunicarse con él… ¡al lio!

El arquetipo del salvador mal integrado, está íntimamente ligado a un tipo de personalidad: La personalidad manipuladora.

La supuesta salvación, es una herramienta de manipulación que el salvador usa para conseguir algo que quiere de ti. También puede que pretenda  generarte una dependencia emocional. Es difícil detectar el origen maquiavélico de esta actitud, ya que está muy bien disfrazada no solo de buenas intenciones, si no de las mejores. ¿Cómo sospechar, o pensar mal de alguien que te está ofreciendo su ayuda? Bueno, pues es que a veces es necesario tanto sospechar, como pensar mal, y si es tu intuición la que te está dando señales y haciendo dudar de una persona, mira mira eh…que no creo vayas mal encaminada.

El arquetipo del salvador mal integrado, suele presentarse en personas con rasgos un tanto arrogantes.

  • Esta arrogancia a veces no es detectable a primera vista, ya que los más inteligentes se disfrazan de humildes.
  • Tras la supuesta salvación siempre se escode un interés personal. (De nuevo, difícil de detectar, ya que te hacen creer que lo hacen por tu bien, cuando en realidad es por el suyo propio).
  • Cuando una persona considera que necesitas ser salvada por el/ella, o bien esta intentando demostrar su superioridad respecto a ti, o bien pretende hacerte sentir inferior. En algunas ocasiones esté es el unico beneficio que busca el salvador, alimentar su ego.

Como ves, son rasgos de personalidad totalmente inversos al arquetipo del salvador bien integrado. Para verlo más claro pongamos algún otro ejemplo de la vida real, de esos que te cruzas a diario cuando vas a comprar el pan:

Piensa en alguna persona que acostumbra a darte consejos que no le has pedido, a corregirte y decirte como deberías hacer las cosas. Este tipo de salvador/a te está salvando de tu propia inaptitud, haciéndote creer que tú no sabes sobrevivir por ti mismo/a. Su verdadera intención es generarte una dependencia emocional. Se da mucho en el caso de madres castradoras, que se pasan la vida salvando a sus hijos para que estos no sean autosuficientes y no puedan volar del nido.

Este ejemplo que acabo de poner es bastante light, y aun con todo bastante perjudicial si no lo pones en su sitio con firmeza y asertividad. Haciéndole ver que tú eres adulta/o, y sabes muy bien qué y cómo hacer las cosas.

El arquetipo del salvador mal integrado, también puede dedicarse a hacerse cargo de los demás compulsivamente, para no enfrentar su propio vacío. Son  capaces incluso debilitar al otro de forma encubierta, para salvarle a continuación.

Desafortunadamente, este arquetipo mal integrado puede ser muy insidioso y dañino. Ahondaré más en este tema posteriormente en un artículo en el cual hablaré sobre el triángulo del drama de Karpman. Trata de un patrón de interacción que se da mucho en nuestras vidas, y más particularmente en las relaciones intimas, como las de pareja. Formado de un triángulo de tres arquetipos que interactúan entre sí: La víctima, el salvador, y el perseguidor o instigador. La teoría de Karpman, explica cómo en algunos casos salvador y perseguidor pueden ser la misma persona jugando un juego de manipulación perverso.

Hasta aquí hermanas nuestro arquetipo de hoy. Si quieres saber más sobre arquetipos y sus interacciones, te recuerdo que te puedes subscribir a maewes desde la página de inicio haciendo clik aquí. Solo por subscribirte recibirás una guía gratuita sobre los arquetipos de la supervivencia. Además del taller gratuito para trabajar el  arquetipo de la reina que estará disponible a finales de marzo. ¡Ale!